Cuando hay fallos, se reconocen. Cuando se reconocen, se corrigen. Cuando se corrigen, se mejora. Y así haremos.
Cuando las cosas no están mal, tampoco tienen porque estar bien, pero ahí estaremos nosotros para solucionarlo, maldita sea.
Aprovechamos para pedir perdón por todos nuestros fallos épicos que no se repetirán. No mientras estemos aquí para controlarlos.
lunes, 22 de octubre de 2012
Sin fallos no se aprende.
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